Hay emprendedores que disfrutan su negocio… y hay otros que sobreviven dentro de él. El problema no siempre es la falta de ganas, de talento o de ideas. Muchas veces es algo más simple (y más profundo): el negocio no está diseñado para la vida que la persona quiere vivir.

El desorden operativo y la falta de estructura no solo drenan dinero, también desgastan al dueño hasta dejarlo al límite. Lo que partió como un negocio manejable se convierte, sin que te des cuenta, en una maquinaria que depende de ti para todo. El desorden se instala y funciona como una fuga constante, no solo de rentabilidad, sino también de energía mental y emocional. ¿Cuánto más tiene que costarte antes de ponerle orden?

Tener una página web hoy no es novedad. La pregunta es: ¿está ayudando a que tu negocio crezca o es solo una tarjeta de presentación digital? Muchas pymes en Chile creen que basta con tener redes sociales para vender, pero la verdad es que tu web es el único espacio 100% tuyo, donde puedes mostrar tu propuesta de valor, explicar con claridad qué puedes ofrecer a tus clientes y guiar a tu cliente ideal a tomar acción. El problema: webs que no cumplen su propósito.

Todos hemos escuchado lo importante que es tener una buena propuesta de valor. Y sí, en teoría lo tenemos claro. Pero cuando nos toca explicarle a alguien qué hace diferente y valioso nuestro negocio, ahí empiezan los enredos. ¿Te ha pasado?

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